Un año más he tenido la suerte de compartir mis experiencias de innovación docente con profesores de la Universidad de León y de Centros de Educación Secundaria. Y es una suerte porque siempre tengo la sensación de que termino el seminario con más conocimientos e inquietudes que lo empecé. En la primera parte de la formación les expliqué el funcionamiento de la herramienta Corubrics, una herramienta que permite automatizar rúbricas y les enseñé algunos casos reales que he empleado en mis clases. Hasta aquí todo bien. La tormenta se desató al intentar ponernos de acuerdo en los aspectos a evaluar y la ponderación que debían tener dichos aspectos. Pude comprobar como la sustancia gris del grupo de profesores de distintos niveles educativos se puso a funcionar y a aportar soluciones. Temperamentales defensas de los más profundos convencimientos pedagógicos salieron a relucir. Soluciones creativas. Consensos con cesiones de posiciones. Vamos, una intensa experiencia.
Dos conclusiones me rondaban la cabeza cuando volvía para casa conduciendo. La primera, y más importante es que cada vez estoy más convencido de que el aprendizaje está unido a la emoción, es decir, si algo te emociona no se te olvida. Y la segunda y no menos importante es que el aprendizaje se perfecciona cuando lo sometes a diferentes puntos de vista.
Dos conclusiones me rondaban la cabeza cuando volvía para casa conduciendo. La primera, y más importante es que cada vez estoy más convencido de que el aprendizaje está unido a la emoción, es decir, si algo te emociona no se te olvida. Y la segunda y no menos importante es que el aprendizaje se perfecciona cuando lo sometes a diferentes puntos de vista.